El Verdugo.
- Mnemosine
- 3 ene 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 19 may 2020
¿Qué es un verdugo?
Según la RAE: "Un verdugo es una persona, encargada de ejecutar la pena de muerte u otros castigos corporales impuestos por la justicia". No obstante, hay otro significado que refleja mejor la imagen que se tenía de los verdugos: "Persona cruel, que castigaba sin piedad o exigía demasiado."
En España, la figura del verdugo no es una realidad muy lejana, porque existió hasta bien entrados en el siglo XX. Hasta 1977, fecha en la que se abolió la pena de muerte en España, los tribunales de Sevilla contaban con un verdugo en su plantilla. El último verdugo de Sevilla se llamó José Moreno Moreno, y ejerció desde 1972 hasta 1977, aunque solo realizó una ejecución, la última del garrote vil. Esta ejecución se realizó el dos de marzo de 1974, el condenado era Heinz Chez "el polaco", que había asesinado a un guardia civil en Tarragona y había robado la pistola reglamentaria.

Durante todo este tiempo, en la prensa escrita se reflejaba esta realidad con total normalidad, por lo que se podían leer titulares como: "Las ejecuciones de hoy... " seguidos de una explicación de estas.
Atendiendo a este contexto y temática, voy a abordar un breve análisis del poema "El verdugo" de José Espronceda, donde desde la mirada del verdugo, se describe una realidad escalofriante.
"El verdugo", es una obra que sería publicada en la Revista Española el 19 de septiembre de 1835. Este poema, forma parte de una serie de cinco canciones: el pirata, el mendigo, el verdugo, el reo de muerte y el cosaco. La aparición de esta clase de personajes se explica porque en el siglo XIX era recurrente el uso de figuras marginadas como protagonistas.
En esta obra, se nos muestra la otra cara de la justicia, no se trata de la persona que dicta la condena, sino de quien la ejecuta, se hace referencia a la hipocresía social que coloca al verdugo como cabeza de turco para no sentirse tan culpables.
"De los hombres lanzados al desprecio
de su crimen la víctima fui
y se evitan de odiarse a sí mismos,
fulminando sus odios en mi"
Es importante analizar esta obra comparándola con las demás "canciones", llama la atención como los demás personajes (mendigo, pirata y cosaco) a pesar de ser parte de la "lacra" social representan al héroe romántico y al final, siguen sus vidas libremente, en cambio, el verdugo, que es una herramienta de la justicia, representa la corrupción de la sociedad e irónicamente es constantemente repudiado y degradado por el resto de la sociedad a pesar de estar realizando un acto "justo".
" Y su rencor
al poner en mi mano, me hicieron
su vengador;
y se dijeron
«Que nuestra vergüenza común caiga en él;
se marque en su frente nuestra maldición;
su pan amasado con sangre y con hiel,
su escudo con armas de eterno baldón
sean la herencia
que legue al hijo,
el que maldijo
la sociedad.» "
La ironía romántica es un elemento constante en esta obra, y además muy característica de Espronceda. El verdugo, es el único personaje en el que vemos personalizados valores morales de la sociedad y la necesidad de mantener el orden público. Será el personaje que peor acabe. Incluso al final de la obra, dará a entender que deberían matar a su hijo para que no sea condenado como él.
"¡Oh!, muéstrate madre piadosa con él;
ahógale y piensa será así feliz.
¿Qué importa que el mundo te llame cruel?
¿mi vil oficio
querrás que siga,
que te maldiga
tal vez querrás?
¡Piensa que un día
al que hoy miras jugar inocente,
maldecido cual yo y delincuente
también verás!"
Se plantea una crítica al concepto de justicia social existente entonces, ya que no tiene nada de justo. La gente aplaude la pena de muerte, pero condena a quien la lleva a cabo. No se realiza crítica sobre quién dicta la sentencia o sobre la misma población que disfruta con ello, sino que se vuelca toda la culpa en la figura del verdugo. Las sentencias, además no tienen intención moralizante, normalmente, los magistrados se guiaban más por la venganza, prejuicios y odios personales.
"¡Y de mí huyeron,
de sus culpas el manto me echaron,
y mi llanto y mi voz escucharon
sin piedad!"
En la segunda estrofa, se realizan dos preguntas retóricas. La primera: "¿Quién al hombre del hombre hizo juez?" con esta pregunta, se pone sobre la mesa el cinismo con el que la sociedad enjuicia al verdugo. La segunda: "¿Qué no es hombre ni siente el verdugo imaginan los hombres tal vez?" La sociedad cree que el verdugo ni siente, ni padece, lo culpan por realizar el trabajo sucio. El verdugo sí siente, y puede compadecerse del ejecutado, pero esta es una realidad que no interesa.
En la tercera estrofa, nos encontramos con la parte de violencia más gráfica. Es como si el verdugo se pusiese en el papel del concepto que tienen los demás de él, disfrutando del dolor que provoca en otros. Todo este estigma social, y esta figura que han creado de él, está llevando al verdugo a la locura. Es una estrofa cargada de sadismo.
"El tormento que quiebra los huesos
y del reo el histérico ¡ay!,
y el crujir de los nervios rompidos
bajo el golpe del hacha que cae,
son mi placer.
Y al rumor que en las piedras rodando
hace, al caer,
del triste saltando
la hirviente cabeza de sangre en un mar,
allí entre el bullicio del pueblo feroz
mi frente serena contemplan brillar,
tremenda, radiante con júbilo atroz
que de los hombres
en mí respira toda la ira,
todo el rencor:
que a mí pasaron
la crueldad de sus almas impía,
y al cumplir su venganza y la mía
¡gozo en mi horror!"
En las últimas estrofas, el verdugo reflexiona acerca de su oficio. Ve en sí mismo reencarnada toda la historia de los verdugos, como si el alma del verdugo se reencarnase una y otra vez en aquellos que llevan a cabo este oficio. Esta visión tiene cierto toque realista, ya que el oficio de verdugo era hereditario. Como Jesucristo, tiene el "deber" de cargar con el sufrimiento de toda la humanidad.
"En mí vive la historia del mundo
que el destino con sangre escribió,
y en sus páginas rojas Dios
mismo mi figura imponente grabó"
La última estrofa, es la que nos muestra más humanidad, cuando se compadece de su hijo. Antes de juzgar al verdugo, hay que preguntarse qué le ha llevado a ser verdugo: imposición social, situación familiar, etc. Es un oficio hereditario, y aquellos hijos de verdugo que intentaban buscar otras opciones, generalmente no la encontraban, eran víctimas de la falta de libertad de trabajo y debían abrazar el oficio o morir de hambre.
"¡Oh! ¿por qué te ha engendrado el verdugo,
tú, hijo mío, tan puro y gentil?
En tu boca la gracia de un ángel
presta gracia a tu risa infantil.
¡Ay!, tu candor,
tu inocencia, tu dulce hermosura
me inspiran horror.
¡Oh!, ¿tu ternura,
mujer, a qué gastas con ese infeliz?
¡Oh!, muéstrate madre piadosa con él;
ahógale y piensa será así feliz.
¿Qué importa que el mundo te llame cruel?
¿mi vil oficio
querrás que siga,
que te maldiga
tal vez querrás?
¡Piensa que un día
al que hoy miras jugar inocente,
maldecido cual yo y delincuente
también verás!"
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